Por: Ramón Mariscal i Parella
Escritor, poeta y presentador
En una carrera de 100 metros lisos se necesita muy buena
preparación física, sobre todo para el supuesto competidor que quiere la
victoria. Siempre hay un segundo y un tercero a la hora de recibir el máximo
galardón, la medalla de oro al ganador y las dos medallas una de plata y la
otra de bronce. Siempre hay estos tres premios.
En política con los partidos participantes casi viene a ser
lo mismo. Siempre hay uno que se postula en las elecciones como el ganador y
para el resto de participantes no hay “medalla de plata” ni tampoco de
“bronce”. Hasta ahora en este país con una especie de democracia descafeinada,
generalmente, siempre o casi siempre triunfaba la mayoría absoluta, lo cual
dejaba al resto de los partidos al margen del “ganador” y así poder a su antojo
una política acomodada no a la ciudadanía, sino más bien al partido que ganaba
las elecciones, tanto a nivel municipal, como autonómico o nacional.
La situación competitiva por las elecciones ha dado un giro.
Han emergido nuevos partidos y estos han servido de “amenaza” a los clásicos de
siempre, de los que es evidente una corrupción desenfrenada y vergonzosa
poniendo a este país en evidencia ante los demás países con una clase de
democracia más arraigada y no tan indisciplinada como la de España y el resto
de las comunidades autonómicas que componen este país.
La carrera por las elecciones municipales es comparada a la
de 100 metros lisos, muy fugaz, y para ello se necesita gente muy preparada
para llegar a la victoria. Algunos partidos que hasta ahora siempre habían
tenido la mayoría absoluta para gobernar, afortunadamente, ya no la van a tener
ante esos partidos que gracias a la crisis en este país han surgido, con lo
cual, utilizan sus “trucos” para poder conseguir su objetivo, el de gobernar. Y
¿Cuáles son esos trucos? Pues enarbolar
a bombo y platillo la gestión que han protagonizado durante los cuatro
años de su “reinado”. Otros a nivel nacional como el PP, han comenzado a abrir
las arcas de la “generosidad” dando lo que anteriormente había robado al pueblo
y así como objetivo hacer creer a la ciudadanía que la culpa la tuvieron otros.
Desgraciadamente aún quedan sectores de personas que los siguen votando,
poniendo plena fe en la gestión que realizarán en el futuro, como ejemplo las
últimas elecciones producidas en Andalucía. Pero estas argucias son espada de
doble filo. El ciudadano ha dejado de ser aquel borrego que cada cuatro años
iba a votar y era como cordero al matadero. El ciudadano sabe y es consciente
de esos trucos. Austeridad para los que han elegido al que va a gobernar mientras, los que gobiernan, creen que tienen
pleno derecho a hacer lo que se les antoje sin contar en absoluto con lo que
piensan y creen los que los han puesto en ese lugar.
Se ha acabado gobernar por mayoría absoluta y eso es una muy
buena señal para dar paso a la pluralidad política. Lo que sí espera el
ciudadano es que los que ahora relevan a esos que no lo hicieron bien, que
estos nuevos emergentes pongan conciencia y empeño en que lo hagan mejor, que
realmente promulguen un cambio, no sirvan solamente como un recambio, pues ello
significaría más de lo mismo.
Todo depende de la conciencia política que tengan los
votantes, para tener una buena conciencia en ese sentido, es obvio que
contrasten información y que se aperciban de la persona o personas a las que va
a votar.
La carrera ya se ha iniciado, tan solo faltan 47 días para
unas elecciones municipales a nivel nacional. Los partidos que nacieron después
de la muerte del dictador Franco, algunos
disfrazados de demócratas; (ahora es cuando han quedado al descubierto) lo que
han ido haciendo es un papel mediocre. No hay duda que esos principios de
democracia en el país fueron muy intensos y que España vivió una muy buena
etapa económica y social, sin embargo asomándonos al pico del año 1995, el país
inicio de mano de los políticos la decadencia en este país hasta ahora, gracias
a la crisis que se creó de mano de los que tienen poder de la banca se han podido destapar las cloacas
de la corrupción esparcida por el reino de España y ello ha servido para
realizar un verdadero análisis de los partidos que se iniciaron hace más de 30
años.
En esta carrera entran nuevos competidores que de momento
nadie sabemos cómo ejercerán su papel en la política y entra aquella frase común
en algunos votantes: “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Pero, hay otro refrán que dice que quién no arriesga nunca gana. Por lo tanto
nos encontramos ante una disyuntiva y lo que de verás debe ganar es el sentido
común de cada unos de los que queremos que cambien las cosas en nuestro
municipio, autonomía o país.
VEGUEROS S.M.