Ramón Mariscal i Parella

Ramón Mariscal i Parella
Escritor, Poeta y Presentador.-

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jueves, 28 de abril de 2011

EL SILENCIO DE LOS CO...



Por: Ramón Mariscal i Parella
Escritor, poeta y presentador








 No, no es el consabido titulo de un film. Faltan pocos días para la campaña electoral y a estas horas muchos ya han presentado en precampaña a través de los diversos actos de presentación de candidaturas a sus candidatos, valga la redundancia.
La gente actualmente comienza a tener un perfil de cada uno de los partidos que se presentan en Vega de San Mateo.
Siempre hay algún miembro de un  partido en concreto que se presenta para “salvar” al municipio, probablemente lleva haciendo “campaña” durante más de 6 meses, tratando de “convencer” a la opinión pública. Personalmente creo que esta táctica no da muy buenos resultados. ¿Por qué no? Como ejemplo bien puede ser lo que se asemeja al llegar a un restaurante, y se nos acerca el maître ofreciéndonos las especialidades de la casa y nos deja la carta. Mientras tanto nos pone un llamativo  tente en pie. Como es normal nos acercamos con interés a la mesa y con mucho apetito consumimos lo que se nos pone. Consumido dicho tente en pie, transcurre lo que quizás nosotros debemos suponer que será una breve pausa para entrar en un primer plato suculento, del que previamente habremos solicitado. Pero desgraciadamente para nosotros la espera se hace, no en lo que representa una breve pausa sino en media hora. Transcurrida esa media hora, probablemente ese apetito que traíamos consigo, ese supuesto desazón, se esfuma y se desvanece en desilusión ante tan larga espera. Todo requiere un tiempo y un momento preciso, matemático y coordinado. La cocción de una buena comida necesita de un tiempo concreto, una vez se abusa del mismo, el plato a consumir ya no tiene el mismo sabor. O lo mismo ocurre con un guiso que precisa de mucho tiempo y se cocina en un “un plis plas” sobre todo si son “papas sancochas”, duras no se las va a comer nadie. 
En política electoral ocurre lo mismo. No se puede ir anunciando a bombo y platillo, sobre todo si va a ser un nuevo partido el que se presente a unas elecciones municipales, con casi un año de antelación y más propagando lo que se va a proponer a los ciudadanos. Ese va a ser un plato que se va a consumir con mucha desazón y después ¿Qué? La gente se habrá “empachado” ante una serie de promesas inconsistentes y contrastadas carentes de un argumento lógico, más bien demagógico, de la que otros partidos van a sacar el rendimiento oportuno para aplastar al ilusionado y virtual supuesto político, sobre todo esos que ahora andan en silencio y como hienas solo hacen que sonreír ante tan inminente presa. Un silencio que no es muy normal, sobre todo ahora que es el momento de ir sobresaliendo e ir haciéndose notar. Esos que andan en silencio, cuando jamás han carecido de medios para dilapidar, y de personas que han utilizado para una campaña de deshonra en contra de otros y no en momentos de campaña precisamente. Esos que han tenido cuatro años a su favor y verdaderamente lo han hecho: desacreditar, empañar, entorpecer, arremeter, confundir, expoliar, demoler…
Y ahora se produce el silencio, ¿Qué pasa? Es un silencio nada bueno y sospechoso.
Un silencio que da a que pensar para los adentros de: “Tú deja que estos vayan hablando que como sabemos “quiénes son y donde viven”, se van a enterar”. Un silencio que suena a revancha final y sálvese quien pueda. Un silencio que suena a amenaza. Ese silencio suena a cobardía, se trata de coger a la presa a traición, sin jamás dar la cara, contrariamente dar la cara es más bien un acto de gallardía. Acto del que se puede distinguir de esos políticos que han estado en la oposición y que en reiteradas e incontables ocasiones sí han dado la cara, sin contar desgraciadamente con los medios que otros que han gobernado, han tenido. La única herramienta que han tenido y tiene es la transparencia y las ganas de trabajar por un pueblo. Así durante cuatro años han ido trabajando y ahora es cuando en las urnas van a obtener los resultados que por justicia van a obtener. Otros han estado ahí, pero haciendo un papel muy impersonal, sin identidad de lo que realmente dicen ser. Agazapados en su madriguera sin salir al exterior y viéndolas caer sin ningún discurso, carentes de dialogo y sin un rumbo concreto para ellos y menos para el municipio al que representan, carentes de un líder que los guie, bueno ya lo tienen pero de alcalde en otro municipio, con muchos frentes a defender y como consecuencia de ello, como bien se dice: “Quien mucho abarca poco aprieta”. A eso se le llama política de rapiña. Como los buitres, esperando que es lo que se derrumba para sacar tajada. Creo que más de uno se van a  llevar una gran decepción de haber sido avalistas políticos de algún que otro para ver una derrota aplastante, sino inclusive la suya. En política como en el fútbol todo puede suceder, al final lo que cuenta son los resultados finales, no hay que olvidarse de los árbitros, pues dependiendo quien arbitra se gana o se pierde y ese arbitraje, ni más ni menos es, la ciudadanía. El factor principal para ganar es el juego limpio. Si no es así van saliendo tarjetas y si son rojas significa expulsión, eso es lo que para algunos que no han jugado limpio les va a suceder y ahí es donde se produce el silencio. Silencio que se transforma en el miedo a perder el “chollo” de una silla, que por sentarse en ella, percibe unos tres mil euros mensuales acompañado de muy buenos privilegios que supuestamente le dan un marcado prestigio caciquil pueblerino.
Se dice que quien calla otorga. El silencio a veces se produce motivado por un suceso trágico. Y para algunos va a ser trágico el día 22 de mayo, sin antes romper ese silencio a objeto de jugar su última carta, probablemente la del desprestigio, la de arremeter contra otros candidatos que se presentan a las elecciones municipales.
Nos acercamos a esa fecha en la que se va a decidir el futuro de muchos municipios, no solo de muchos municipios, sino de otras tantas autonomías. En esta última década, nos hemos visto envueltos por una serie de políticos que han desprestigiado totalmente la política. Cualquier persona con la que se habla ha dejado de confiar en los políticos, no se salva por desgracia, ninguno, todos han sido cortados por el mismo patrón y ahora cuando posiblemente emerge alguno diferente, ese ha dejado de ser creíble. La expresión popular es: “Otro más a chupar del bote”. El político actual, como regla general ha embrutecido la política. Política y político aun que parecidos, son distintos. Como religión a religiosos. El actual político ha contraído un cáncer del virus actual de corruptela que existe en la mayoría de ellos. Un cáncer con metástasis, en el que seguramente nos pondríamos a investigar y al escarbar encontraríamos mierda. Los unos a los otros intentan echarse la mierda sobre cada cual. Mientras tanto, lo que es más esencial, pierde sentido y es la atención que merecen los ciudadanos que han depositado su confianza en las urnas a través de su voto.
Por ello es muy importante que los ciudadanos ejerzamos de nuestro derecho, que es el acudir a las urnas y no solo eso, sino que analicemos con atención cada uno de los partidos y miembros que se presentan a las elecciones y que denunciemos aquellos actos delictivos de cualquier político. No que guardemos silencio, el silencio, lo que hace es beneficiar que se produzcan más actos delictivos que merecen ser condenados por la justicia. Es muy corriente oír hablar en las plazas o por la calle de fulanito de tal o fulanito de cual y ponerlo verde, pero a la hora de la verdad, nadie ha dicho nada, nadie es capaz de tener la valentía de si ha visto algo denunciarlo al juzgado más próximo. Es muy normal oír de la boca de algunos cuando de corrupción política se habla de decir: “¡Ah! pues si yo estuviera en su cargo habría hecho lo mismo, total todos lo hacen”... Esa forma de expresarse es una forma de hacer proselitismo a favor de la corrupción. Es hora de que los ciudadanos demuestren una condición distinta por su forma de hablar y hacer, nosotros podemos cambiar las cosas, si dejamos de imitar los malos modales de algunos y apoyamos a aquellos políticos que evidentemente si saben entender la política no como un medio para ganarse el sustento, sino más bien como un medio de hacer muchas cosas en beneficio para la sociedad en la vivimos. Nosotros los ciudadanos somos responsables de cambiar las cosas. El silencio no va a beneficiar a nadie.
El silencio es síntoma de cobardía. La cobardía nos lleva al sometimiento, por tanto no vale el sometimiento en un estado de derecho democrático. Si tenemos claros estos conceptos, cambiaremos poco a poco esta sociedad. Si nos sometemos a la injusticia, estamos acelerando a que esta sociedad vuelva a un pasado medieval, del que el “amo” tenía incluso el derecho a “probar” como si se tratara de un fruto o comida, antes que el futuro marido a la esposa que iba a tomar.
Eso se le llamaba: derecho de pernada. Tal y como van las cosas cada día estamos más cerca de estos acontecimientos. Nosotros somos los que lo podemos evitar. Ya no tenemos guerras en las que luchar, nuestra guerra está en defender día a día nuestra paz y nuestra libertad.
VEGUEROS S.M. Algunos nos venden "votos embotellados" pero no nos dicen de que manantial.-