Cierto día un hombre me hizo una pregunta: ¿Has robado alguna vez siendo niño?
Mi respuesta fue tajante: “No, ni de niño ni de adulto”.
¿Ni tan solo en el campo alguna pera o manzana o algún racimo de uvas?
Mi respuesta sin titubear, seguro de mi mismo fue otra vez: “No ni antes ni ahora”.
Ese hombre me dijo: “Pues si no has robado nunca. Nunca serás nada, no serás nadie”.
Aquel hombre diciéndome aquellas palabras, pensaba que me estaba enseñando. Se daba una importancia desmesurada. Se sentía importante. Se mostraba arrogante a la vez que prepotente y me menospreciaba como persona porque él consideraba que yo no estaba a su altura. Era evidente que si me estaba diciendo lo que me decía, él sí que había robado y no solo en el pasado, sino que se reiteraba en seguir llevando esa práctica.
Desconozco como le irá en estos precisos momentos, posiblemente bien, pero eso no quiere decir que a pesar de que le vaya bien, sea verdaderamente feliz, que al fin y al cabo lo que busca todo ser humano es encontrar la felicidad, pero jamás la logramos adquirir al cien por cien, es muy difícil.
Conseguir la felicidad, es estar interiormente satisfecho con lo que uno realiza en su vida. Es pesar en una balanza lo bueno y malo que hemos hecho en nuestra vida. Cuando la balanza se inclina en más malo que bueno, nos comienza a pesar nuestra conciencia. Cuando hemos hecho más bueno que malo, nuestra conciencia es ligera, vuela cual paloma rompiendo el aire sin agotarse, sin tener que reposar de ese vuelo, el vuelo se hace incansable, ¡qué maravilla!
Nuestro sueño no nos pesa. Dormimos y descansamos como niños bien alimentados y al día siguiente, al despertar es como si de nuevo viniéramos a una nueva vida y así día tras día. Nuestra relación con los demás es de lo más hermoso. Vamos repartiendo energía a todos aquellos con los que nos encontramos, no hay malas palabras, no hay malas respuestas, no hay preguntas mal intencionadas, no existe picardía en nuestros comentarios con los demás, no hay recriminaciones, no existen culpables a los que señalar, porque los culpables ellos solos se señalan.
Fíjense en lo que aporta el ser honrado y en lo que aporta el ser todo lo contrario a serlo. Tan solo hay una línea que separa al honrado, honesto, decente, integro, leal e incorruptible y al desaprensivo, corrompido e indeseable.
Esa línea es fácil atravesar cuando uno se hace político. Aquel hombre que en principio se une a un partido con una doctrina inmaculada, una doctrina que al más incrédulo le convence, una doctrina de servir en todo momento a los intereses de sus conciudadanos, así empieza uno a ser víctima de la política, se afilia a un partido sea de derechas o de izquierdas con el pensamiento puro en hacer cosas para los demás, ¡ah pero que duro camino le espera!, porque dentro de su partido se va a encontrar con gente que lo va a devorar si va de bueno y complaciente, si va con buenas intenciones. Naturalmente ese individuo o individua aún no queriendo cambiar, si le interesa seguir la carrera política va a tener que ser alguien. Los codos, como en rugby americano los va a tener que usar, para ir posicionándose y abrirse paso. O sea que de honrado, si antes lo fue, esa palabra no deberá estar en su mente y menos en su lenguaje, tendrá que hacer de tripas corazón, pero su conciencia cada día le irá pesando más. Dejará de dormir a pierna suelta como lo hacía antes. Sus respuestas serán en ocasiones agresivas, estará a la que salta, su relación matrimonial posiblemente se irá dañando, su relación con sus hijos ya no será como antes, pues mucho del tiempo que antes usaba con ellos ya no lo usará. ¡Fíjense como poco a poco ese personaje va sufriendo una metamorfosis! Todo eso es lo que irá sacrificando con tal de ser ¡político! Eso si llega a ser algo en su partido, porque si ha sacrificado todo, hasta es posible que los suyos lo traicionen y se vea como el gallo Morón, sin plumas y cacareando. Pero suponiendo que llega a ser alguien, llega a que la doctrina por la que él se inició en su partido, todo se convierte en una pura utopía. Los valores morales se pierden, la doctrina se pierde, los estatutos internos son meramente protocolarios. Lo que importa es el salario que va a percibir y lo que va a importar es renovar ficha como los jugadores de un club de fútbol, a pesar de lo que tenga que hacer ya no en beneficio para sus conciudadanos sino en beneficio propio y para su familia, aunque la misma ni lo vea por lo ocupado que pueda estar, pero al menos dicho político va a tener la satisfacción de ver a su familia vivir en la opulencia y en el despilfarro, mientras que otras familias se las van a ver y desear para llegar a fin de semana, no de mes, insisto de semana para poder soplar cuchara.
Cuando ya se llega a esa cima mediática, los contactos no son los mismos, ya no se ve con Paco o Juan o Luís para irse a tomar un vino en la tasca de su vecindad.(Lo más probable es que cuando vengan elecciones lo haga, pero es cada cuatro años y si el tío es un “mala leche” hasta el partido lo proponga para un cabildo o diputación e incluso simultáneamente lleve un ayuntamiento, lo que importa es que cuanto más déspota sea y más agresivo sea y le sepa dar a la sinhueso, mejor.)
Ya va a jugar al pádel con el empresario que supuestamente le va a hacer una buena oferta para la construcción de una urbanización, a pesar de que tenga que hacerle al víctima de turno una expropiación y darle cuatro chavos por el terreno que después del mismo van a sacar el oro y el moro.
Dejará de vivir en un barrio obrero, para irse a vivir a un barrio más acorde a su categoría y en lugar de ir a esa vieja tasca acudirá a alguna barra americana y si salta alguna liebre aprovechara el salto y pagara con la cuenta de las arcas públicas y si cuela, que colará, pues p’lante.
Las viudas sin recursos, ¿dónde están? Esas familias que pasan necesidad, ¿dónde están? Eso es lo de menos. Hay crisis, hay que recortar del presupuesto. Bueno ya lo haremos del resto de funcionarios, pero no nos tocaremos nuestros salarios, es más nos los aumentaremos.
Si vamos tomando nota de cómo se inició aquel hombre o mujer en la política y del camino que ha ido tomando, estaremos dándonos cuenta de la degeneración que ha ido tomando dicho individuo. Su conciencia ha dejado de funcionar, su felicidad ya no sabe donde se encuentra. Se ha ido sumergiendo en tal vértice, que sin darse cuenta se ha convertido en un corrupto imputado por la justicia. ¡Qué pena! Ha perdido aquellos buenos amigos de toda la vida y de los que creía que ahora eran sus amigos, poco a poco se han ido evaporando, desvaneciéndose, quedando solo ante el peligro. Pero bueno no lo pongamos tan dramático. Siendo imputado o no a él eso no le importa, posiblemente su partido lo apoye y le dé un cargo menos mediático de funcionario en algún lugar de cualquier diputación o cabildo, como director de algo o subdirector de alguna cosa que ya se inventarán o incluso de asesor de algún que otro cargo público con un sueldazo nada des-aprovechable y a seguir expoliando a quién se cruce por su camino.
Pero bueno ¿es que no hay conciencia en este país de lo que pasa?
¿Es que los ciudadanos están en la inopia como para votar a semejantes majaderos?
Pues lamentablemente es así. No hay cultura política en este país. Si hay cultura farandulesca, toros, fútbol, botellón, televisión basura, romerías, carnavales, verbenas y un sinfín de circo para juntarnos con lo que tenemos, con una pandilla de impresentables que han arruinado este país y lo más lamentable es que los hemos puesto nosotros.
Pues amigos que siga la fiesta. Queremos pan y circo, pues venga pan y circo, pero después no vayamos diciendo que al que votamos, jamás lo votamos nosotros.
Hemos creado esos monstruos con nuestra ignorancia y ahora esa ignorancia nos está pasando cuentas.
El ser honrados nos dará seguridad de vivir una vida no de muchos lujos, pero sí de tranquilidad, de desasosiego, de felicidad, que al fin y al cabo de eso es lo que se trata de vivir y dejar vivir a los demás.
Pero bueno, también hay políticos honrados ¿no?
Tendríamos que hablar con don Félix Rodriguez de la Fuente, haberlos haílos, pero pasa como con el lince ibérico, casi están en extinción.
VEGUEROS S.M. Quiere recordar la letra de la canción de Julio Iglesias..." La vida sigue igual"
Unos que nacen otros morirán, unos que ríen otros lloraran, aguas sin cauces ríos sin mar,
penas y glorias guerras y paz....Siempre hay por quien vivir y a quién amar, siempre hay por qué vivir
por qué luchar, al final las obras quedan las gentes se van.
Pocos amigos que son de verdad, otros que vienen las continuaran la vida sigue igual.
Cuanto te halagan si triunfando y si fracasas bien comprenderás los buenos quedan los demás se van
La vida sigue igual
