Ellos son los primeros de la fila... siempre
Por: Ramón Mariscal i Parella
Escritor, poeta y presentador
SIEMPRE SON LOS PRIMEROS Y LAS FORMAS SON DE LOS QUE DEBEN SER LOS ÚLTIMOS
La historia del ser humano cuenta con casi 6000 años. No se asusten los evolucionistas, 6000 de historia, aunque los evolucionistas cuenten con esa incierta prehistoria, (de la que se sacan millones de años, como el que se saca del bolsillo puños de arena) que al serlo, están ausentes los cánones de la misma. Pero a lo que vienen dichas afirmaciones, no tienen nada que ver con la teoría de la evolución, tienen que ver con el comportamiento del ser humano durante estos casi seis milenios de años.
Las clases sociales siempre han estado presentes, por desgracia. Ha habido muchos intentos por hacerlas desaparecer, pero lamentablemente siguen ahí.
Siendo prácticos, hay dos clases sociales: los unos sostienen la base de la pirámide y los otros son los sostenidos que residen en la pirámide. De ahí en adelante, pueden ir poniendo las castas que en ellas residen. Los que la sostienen, es muy difícil que puedan ser residentes en dicha pirámide, tan difícil como que muchos espermatozoides lleguen al óvulo de una mujer y de los que han pasado de sostener a sostenidos, pasa igual con el que es heterosexual y se hace homosexual, jamás vuelve a cruzar la acera para pasar a su antiguo estado, ¿por qué será?
Se han inventado formulas de gobernar, pero todas ellas han atentado y atentan contra los derechos humanos. Unas más que otras, pero ninguna se escapa. Monarquía, Anarquía, Totalitarismo, Democracia, Republica, cada cual a su modo siempre ha distinguido una clase social de la otra.
Siempre digo que el ser humano ha evolucionado en cuanto a tecnología, pero en su estado moral- espiritual, sigue siendo el mismo ser de hace seis mil años. Si en realidad no hubiera sido así, la historia no estaría tan repleta de acontecimientos vergonzosos como las guerras.
Pero quiero ir a detalles que perfilan esa distinción de clases sociales, como son cualquier acto público que se hace.
Cualquier acto deportivo, religioso o cultural, siempre son los mismos en ocupar los primeros lugares en las primeras filas el resto de la gente, el populacho, la masa siempre atrás y en tipos de asientos menos cómodos.
Eso se observa mucho en los mítines políticos. “Los peces gordos”, siempre entre las primeras filas y el resto, los ignorantes, los fanáticos, los que pencan, atrás y no digamos cuando se inician los aplausos, la masa aplaude descosida mientras los sostenidos se levantan mirando al tendido con gestos parecidos a los antiguos emperadores romanos cuando eran aclamados por sus ciudadanos o la masa popular de aquella época. Puro servilismo a gente que en lugar de servir al ciudadano espera ser servido a costa del ciudadano. Lo mismo ocurre cuando se agasaja a algún líder religioso, como lo es el Papa o algún cantante famoso. Pura idolatría, pura farándula, pura falacia, pura hipocresía, de los que lo adulan y de los que se dejan adular. El ser humano, por ser lo que es, nace con unos derechos sin excepción. Esos derechos naturales nada ni nadie se los debe negar. Pura utopía, siempre lo ha sido, pero eso no excluye para que lo digamos.
Jesús de Nazaret en Jerusalén como símbolo de rey, la hace montado en un pollino
Sin embargo no se ha tomado nota del comportamiento del propio Cristo y eso es vigente, sobre todo en países declarados católicos y como no en nuestro propio país, un país declaradamente católico, supuestamente con arraigos cristianos.
La entrada que hizo Jesús de Nazaret en Jerusalén como símbolo de rey, la hace montado en un pollino, que a su vez fue prestado, ni tan siquiera era de su propiedad. Veamos ahora el contraste, cuando vino el Papa a Madrid, observemos como es recibido y como es tratado, primero como político, pues él es la máxima autoridad del estado del Vaticano, creado en el siglo XVIII y segundo como máxima autoridad por ser “representante de Cristo” (¿?) en la tierra. Máxime cuando al propio Cristo se le quiso hacer rey y tuvo que huir de entre la masa que lo quería coronar. Es más, delante de Poncio Pilatos, bien claro dijo: “Mi reino no es parte de este mundo”…
Pero estos de hoy afirmativamente dicen: “Mi reino sí es de este mundo” Su expresión suele ser generalmente: “¿Qué te traes hermano?” Nunca se les oye decir: “¿Qué te puedo ofrecer hermano?” Con respecto a los políticos siempre se dan a conocer unas semanas antes de las elecciones y los ves mezclarse con la susodicha plebe, sin corbata y de una forma muy informal, vamos que parece que cuando te saludan te hayan conocido de toda la vida. Un comportamiento muy estudiado para dar sobresaliente en el marketing de la hipocresía. Todo con el objetivo de ofrecerle nuestro voto y en próximas ocasiones como se suele decir: Si te he visto ni me acuerdo.
Cristo describe muy gráficamente lo que suelen ser toda esta clase de pandilla cuando dice: “Entonces Jesús les dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos en la cátedra de Moisés se sientan. Haced y guardad lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen. Porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas e insoportables, y las echan a los hombros del pueblo; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Hacen todas sus obras para que los vean los hombres…gustan del primer puesto en los banquetes, y de los primeros asientos…de los saludos en las plazas y que los llamen ¡Maestro!... El mayor de vosotros, sea vuestro servidor. Pues el que se ensalza será humillado, y el que se humilla, será ensalzado”.
La hambruna que se vive en África contrasta enormemente con las riquezas de los politicos de occidente que pese a la crisis se nutren bien sus sueldos y sueldan bien sus bolsillos... por si acaso.
Una muy buena fotografía de lo que son casi todos estos individuos políticos y religiosos. Todo lo contrario a lo que Cristo dijo y no solo dijo, sino que predicó con su ejemplo. Entre otras cosas con más profundidad, por decir lo que dijo y hacer lo que decía fue muerto en la cruz. Hoy afortunadamente resucitado entre nosotros.
Y eso es lo que sigue ocurriendo en nuestros días, como uno sea claro en sus convencimientos y diga las cosas sin ningún tipo de hipocresía, automáticamente es apartado como un apestado de la sociedad, del circulo donde este. Eso si no le acarrea más problemas, que es lo más probable.
Este artículo no quiere dar ninguna clase de religión, cada cual tiene sus convencimientos y allá cada cual con sus conciencias, pero este artículo quiere subrayar el comportamiento de los actuales culpables de que la sociedad se encuentre como está. Ahora de golpe y porrazo todo el mundo abre sus puertas a la ciudadanía para mostrar sus propiedades, y sus salarios con el objeto de infundir transparencia y trasmitir la idea de que esta gente son gente como los demás, ¿A qué tantas prisas por mostrar sus cuentas? ¿Cómo es que no lo hicieron antes? ¿Qué quieren demostrar? ¿No es un poco sospechosa esa forma de actuar? ¿Quieren ahora a estas horas ganarse el respeto que ellos mismos se han quitado por la falta de honradez de algunos?
Bueno, que cada cual responda según crea que debe responder. La cuestión es bien clara, nada ha cambiado desde hace casi 6000 años de existencia humana.
Es muy probable que las cosas cambien cuando se produzca un cataclismo a nivel mundial y no producido por el ser humano, sino más bien producido por los elementos naturales de nuestro planeta.
Todas las soluciones que se plantean son parches.
Pero para que dejen de ser parches, las personas debemos dejar de pensar en nosotros mismos y volcarnos hacia el bien estar de los demás. Si eso se produjera tal y como digo a la larga todos nos beneficiaríamos del altruismo de nuestro prójimo. Este, nuestro planeta rebosaría de todo y nadie estaría privado de las primeras necesidades.
Tengo fe en que esto se produzca algún día no muy lejano. Si alguno es testigo de ese acontecimiento, podrá observar una diferencia del antes y el después.
VEGUEROS S.M. Amigo Ramón, el arte menor de la poesía, en este caso una cuarteta, nos trae al recuerdo una de un tal Iriarte que dice:Guarde para su regalo
Esta sentencia el autor
Si el sabio no aplaude, MALO
si el necio aplaude, PEOR
Excelente análisis el realizado en tu artículo que los lectores agradecerán. Un saludo de VEGUEROS S.M.
