Ramón Mariscal i Parella

Ramón Mariscal i Parella
Escritor, Poeta y Presentador.-

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sábado, 24 de diciembre de 2011

LA NAVIDAD.-

Por : Ramón Maiscal i Parella
Escritor, Poeta y Presentador


LA NAVIDAD
Por estas fechas lo más común es la celebración de lo que popularmente conocemos por la Navidad.
En dicha fiesta se conmemora el nacimiento de Jesús.
A los niños les entusiasma dichas festividades. Les encanta preparar las figurillas del nacimiento de Cristo. La burra, el buey, el pesebre donde nació, los magos que visitaron a Cristo cuando era niño, la figura de María y de José su padre putativo y un sinfín de detalles que a los niños les imparte cierta cultura cristiana.
Lo lamentable es que eso sea tan solo una vez al año. Las escuelas suelen para estas fechas preparar actos de este tipo donde se refleje el nacimiento del Salvador del mundo. Obras musicales, obras teatrales reflejando ese espíritu navideño. Todo muy bonito e incluso diría yo, muy fantasioso, saliendo fuera de una realidad latente.
La cultura en su esencia de lo religioso, (no de los religiosos) lamentablemente se ha perdido. Probablemente los niños sepan que viene la Navidad, pero en esencia, la verdadera esencia de su significado la ignoren, no solo ellos sino los padres. Se le da más bombo a la Navidad por los regalos, por las comilonas, por ese consumismo desorbitado que no por el verdadero significado del nacimiento de Cristo.
Casi en todo el mundo por estas fechas se desmelena en un desbordamiento de compras, algunas de ellas innecesarias, mientras que en este mundo hay cerca de 925 millones de personas que están muriendo de hambre, de estos 925 millones hay 146 millones de niños menores de cinco años con bajo peso, más de la mitad de esos niños están ubicados solamente en Asia del sur. Cada año mueren en el mundo 10,5 millones de niños menores de cinco años. La desnutrición y las enfermedades relacionadas con el hambre son la causa de la muerte de estos niños en un 60%.
Naturalmente no somos los causantes directos de estas muertes y de la hambruna existente en esos países. Detrás están los que gobiernan este planeta, los que especulan con el dinero y con las existencias agrícola-ganaderas. Los que marcan qué es lo que se debe plantar y lo que no se debe plantar. A estos se les llama especuladores alimentarios. Esa especulación consiste en un conjunto de operaciones comerciales o financieras que tienen como propósito la obtención de un beneficio económico basado en las subidas y bajadas del precio del producto. La compra especulativa de un producto tiene como objetivo estimular que el precio del producto suba por encima de su valor real.
Para más información sobre este tema véase en la siguiente página de internet:
El mundo se está muriendo de hambre por culpa de estos especuladores alimentarios y como no a costa de la hambruna mundial  también están sacando tajada alguna que otra organización que acude con un buen marketing a las conciencias del ciudadano para que se “solidaricen” por dicha causa, y cuantos están llenando sus arcas a costa de esos 925 millones de personas que están sufriendo en sus carnes una muerte lenta por el hambre que padecen SIN TENER NECESIDAD.
Nadie en particular a estas alturas puede hacer algo por remediar el hambre y la necesidad de este mundo. Sí de un modo particular podemos ayudar a nuestros más allegados, a nuestros vecinos, a nuestros amigos, a nuestros parientes. No siempre una ayuda puede o debe ser ofreciéndoles dinero, pues necesitaríamos llevar nuestras carteras repletas de ese vil metal, pero sí a través de “darles una caña para que aprendan a pescar”. Cuantas y cuantas organizaciones reciben ayudas monetarias desconociendo los que las dan si llegan o no a su verdadero destino, mientras tanto tenemos a nuestro lado a personas que las vemos día a día y por tanto si les damos ayuda altruistamente, sabremos en qué manos van a caer.
Pero siguiendo con estas fechas, la mayoría de las personas por estos días suelen comportarse bien ante los demás por tal hipócritamente de hacer gala de unas fiestas que lamentablemente en algunos casos dejaran como siempre secuelas desagradables, como el consumo excesivo de alcohol con los consiguientes accidentes de tráfico, roturas sentimentales por haber cometido algún acto de infidelidad en una noche desenfrenada “del todo vale”. Y de lo más fundamental nadie se hará eco de ello, del nacimiento de Dios Hijo, pues gracias a él hemos sido redimidos del pecado a través de su muerte  y hoy actualmente vive entre nosotros como un hombre más resucitado de entre los muertos para nunca jamás morir. Gracias a él hemos sido beneficiados por su sacrificio del poder disfrutar de una vida eterna en la tierra.
Ese significado es el que se infravalora en una sociedad como esta. Cuando se comienzan a dar explicaciones que tienen que ver con una cultura religiosa, la mayoría de las personas, especialmente los jóvenes se escandalizan diciendo: “Otro que ya nos viene comiendo el coco”. Pero los responsables a que se den dichas respuestas no la tienen los jóvenes, en realidad la tienen los padres, pues supuestamente desde la infancia no se les haya preparado para atender ciertas necesidades espirituales que en realidad son necesarias para afrontar en la medida que uno se hace adulto los posibles problemas que vayan viniendo.
En el mundo hay una crisis de fe. La sociedad está por la celebración de fiestas, pero que no se le pregunte por el significado de las mismas porque lo desconocen. No les preocupa lo más mínimo el saber su significado.
No obstante y precisamente para saber el verdadero origen de esta fecha que no tiene nada que ver con el nacimiento de Cristo, es conveniente que la analicemos a través de la historia su verdadero significado. Ya que esta fecha (25 de diciembre) está ligada más bien a la antigua costumbre babilónica, y que Roma en su constante afán de sincretismo religioso la trasladó como fiesta cristiana.
La Navidad no tiene su origen en el cristianismo puro, sino que en el paganismo de Babilonia aproximadamente 2600 años a.C.
La historia relata que en aquel entonces existía una reina llamada SEMIRAMIS en cuyo vientre crecía su hijo TAMUZ, que según aquella religión, habría concebido virginalmente.
No cabe duda que el paganismo de Babilonia trascendió las fronteras, asentándose con mucha fuerza en el politeísmo del imperio romano. Es ahí, donde se celebraba el día 25 de diciembre como “El festival de invierno”, en conmemoración del alumbramiento de TAMUZ, (Saturno para los romanos) el dios sol encarnado. 
Esta festividad iba acompañada de orgías, desenfrenos y una gran inclinación hacia el valor de la amistad, lo cual se demostraba con intercambio de regalos y presentes para aquella fecha. También surgió la costumbre de adornar las puertas de cada casa, con coronas de flores y hojas verdes y por cierto la práctica de adornar un árbol con frutas y decorativos alusivos al dios sol. 
Esta era la fecha del solsticio de invierno y el centro de todo, era recordar y celebrar el nacimiento de la divinidad solar cuya concepción se había realizado en la virgen matriz de la reina del cielo.
No es mi propósito desilusionar a esa gran masa de personas que se vuelcan en dicha celebración, pero sí que es importante que al menos sepamos sus orígenes de los que desgraciadamente dicha festividad no tiene nada en absoluto que ver con el nacimiento del Niño Dios.
Desde aquí les deseo a todos ustedes disfruten de unas muy Felices Fiestas y un prospero año 2012.
Por favor sean prudentes estos días en la conducción y recuerden si conducen no beban alcohol ni consuman drogas.
VEGUEROS S.M. FELICIDADES A TODOS.-